sábado, 3 de mayo de 2008

la muerte de giganton

Ayer, 10 de marzo, un amigo murió.
Se llamaba Gigant pero le pusieron Isaac.
Tenía 22 y se quedó dormido
o soñando…
Presentamos el mismo examen para ingresar a la UNAM
y ahora, igual y ninguno de los dos entre.
Yo creo que murió de madrugada,
mientras yo andaba por las calles del centro.
Estaba un poco drogada manejando
y el tiempo se detuvo como calida brisa.
Baje la velocidad y un taxi me rebaso,
un carro se pasó el "alto" y lanzó al taxi por el aire.
Ese día en la mañana pensé en hablarle a Gigantón.
Fui al cine en la tarde,
veía una película cursi y conmovedora.
Sonó el celular y salí rápidamente
pensando que me llamaba mi novia.
Era un amigo de la secundaria,
con voz nerviosa dijo:
- …¿Karen?... Gigantón ha muerto-
No sé que dijo después ni que hice,
de un momento a otro veía los créditos en la pantalla,
después, manejaba mi carro, llegaba a mi casa.
Hasta que recibí una llamada que me despertó.
Caí en cuenta de que llevaba 5 hrs. en el mismo sofá.
También recordé que saliendo del cine,
por casualidad o no sé que,
coincidí con la ex novia de Gigantón que hace años no veía.
Le grité por su nombre y cuando volteó,
supe en sus ojos que no lo sabía.
Cobardemente salieron las palabras
de mi boca,
en medio de un estacionamiento gris
se enteraba de su amante muerto.
Él siempre decía que éramos las dos mujeres de su vida.

Hoy fui a la misa.
Todos nuestros amigos vestidos de negro
se abrazaron. Platicamos.
Unas señoras cantaron la guadalupana,
recitaron "por mi culpa, por mi gran culpa"
Ellas ni siquiera conocían a Gigantón,
parecía que nadie lo conociera,
si él hubiera estado ahí
estaría cagándose de la risa.
Acusándolos por ser siempre la misma bola de pendejos
- "¡están de la veeerga…gueey!"-
La gente se apartó para dejar pasar al féretro,
quise aventarme a detener el ataúd.
Gritar -¡Bruno, no dejes que se lo lleven!-
De alguna manera sentía que si Isaac no entraba en la carroza,
no estaría oficialmente muerto.
Me limite a llorar.

Hoy les pido que cuando muera
no hagan misa
ni contraten la presencia de extraños
para que piensen que muchos me querían.
Despójense de mi cuerpo
que para ese entonces de nada servirá.
No dejen que lucren con la muerte
ni sean educados ni hablen bajo en el velorio
o peor aún, se sientan culpables por reír.

Hoy principalmente, les pido a mis amigos que no mueran.

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