miércoles, 9 de marzo de 2011

L

Yo la quiero como para meterla en una cajita con muchos juguetes y que no se aburra nunca. Yo la quiero para pasear por las tardes en el parque, comprar helados y platicar en las bancas. Yo la quiero por que me gusta lo que imagino cuando la veo, así, sin más. Y ya ve que usted sólo tiene que sentarse enfrente de mí para que yo me vuelva loca solita. Imagínese si usted hiciera el esfuerzo, no habría manera de pararme. Pero a usted le encanta andar con aires modestos y finge que no se entera cuanto me gusta y yo… ¿que hago? Si cada vez que se me ocurre abrir la boca, sólo salen palabras para asustarla. Y yo que trato de hablarle de amor y usted responde como si le estuviera ladrando. Mientras usted se decide y yo dejo de airear mis emociones, espero que nos veamos muy pronto.

jueves, 3 de marzo de 2011

La maquina de la visión

Podría sonar un poco nostálgico pero extraño la época de los conciertos y los encendedores. Ahora el espectáculo se reduce a las pantallas de los celulares y las mini-cámaras. Parece que la gente paga el boleto no para oír en vivo a sus artistas favoritos, mas bien, para poder tener archivo de que fue. Esta dinámica de la tele-presencia se repite en todos los contextos; desde las redes sociales hasta los espectaculares de la ciudad.

“Así, en el momento en que se prepara la automatización de la percepción, la innovación de una visión artificial, la delegación a una máquina del análisis de la realidad objetiva, convendría volver sobre la naturaleza de la imagen virtual, imaginería sin soporte aparente, sin otra persistencia que la de la memoria visual mental o instrumental.”1

A partir de la era tecnológica, el acceso a los aparatos de registro (cámaras, celulares, etc.) han cambiado los modos sociales del sentido de estar en un lugar. Se han convertido en nuestras prótesis vivenciales de comunicación y memoria. El ver y recordar ha trascendido al grabar y guardar. Estas dos últimas acciones, sirven como método de autovigilancia, más allá del registro, muestran una necesidad imperante por reafirmar la presencia a través de medios artificiales.

Las redes sociales funcionan como una extensión de los individuos, alargando el tiempo de estar sin estar presente. Entonces la percepción del entorno entre lo animado, el sujeto vivo y su representación gráfica, generan entre si mutualismos para definir al individuo.

“La proliferación, desde hace al menos una decena de años, de las cámaras de vigilancia en los lugares públicos, no serviría de elemento de comparación con ese desdoblamiento del punto de vista. En efecto, si conocemos la retransmisión de la imaginería de las cámaras de vídeo de las agencias bancarias o de los supermercados, si adivinamos la presencia de los vigilantes, con la mirada clavada en los monitores de control, con la percepción asistida por ordenador, la visiónica, es imposible estimar la configuración, adivinar la interpretación de esta visión sin mirada.”2

Se generan representaciones para espectadores anónimos, la máquina del deseo se superpone a la maquina de la visión. Vemos para desear y construimos imágenes de lo deseado, un deseo de proyección de nosotros mismos. Esta estrategia se ve más claramente en la fotografía publicitaria, en donde la representación cede sitio a la auténtica presentación pública. Creando un margen entre lo que aspiramos y construimos, a petición del mercado.

“La paradoja lógica es en definitiva la de esta imagen en tiempo real que domina la cosa representada, ese tiempo que la lleva al espacio real. Esta virtualidad que domina la actualidad, que trastorna la misma noción de realidad.”3

Siendo la Web nuestra principal fuente de conocimiento y consulta, la virtualidad de la información conforma al sujeto y este a su vez, integra su propia virtualidad a la red. Convirtiendo a la informática en el nuevo embudo del mundo.

El desdoblamiento del control público ha pasado a la autovigilancia, en donde por medio de múltiples dispositivos somos localizables e identificables. Los datos personales que subimos a la red, generan rasgos y huellas de los intereses y aspiraciones de los usuarios, hasta producir un exacto perfil como consumidores de imágenes, información y deseo.

“Es aquí donde se juega a partir de ahora la «estrategia de la disuasión» la estrategia de los señuelos, de las contramedidas electrónicas y otras. La verdad ya no enmascarada, sino abolida, es la de la imagen real, la de la imagen del espacio real del objeto, del aparato observado, una imagen televisada «en directo» o, más exactamente, en tiempo real.”4

La desrealización de la vida civil, suplementada por la imagen del ser social, ha sido utilizada también como mecanismo de defensa en la milicia. Una transferencia de la gestión pública de lo actual a lo virtual, en donde la estructura de los países se desarrolla por la desinformación y la representación de organizaciones transparentes y plurales. Es muy claro el ejemplo en los spot televisivos de las campañas gubernamentales en contra del narcotráfico. En donde las imágenes están llenas de militares bien entrenados, con grandes recursos tecnológicos de investigación y vigilancia. Y si es así, y en verdad contamos con una fuerza militar competente, ¿Por qué no hemos podido detener a los grandes carteles?

La ambigüedad entre la información y la imagen, entre las creencias populares y los medios de comunicación, juegan un papel decisivo en la conformación del Estado, por no decir, en el conformismo.

Partiendo de la virtualidad contemporánea de la personalidad y el Estado, las herramientas de comunicación se han perfeccionado, al realizar una búsqueda intensiva acerca del mensaje de la imagen y sus repercusiones. Los métodos publicitarios cada vez son más difusos e influyentes, muy cercanos a la pauta del crecimiento de un nuevo orden social. Un orden social impreciso, incluso caotico pero siempre atento a la sorpresa y la novedad. El flujo de la información es tan acelerado y temporal, que rapidamente las campañas publicitarias se sustituyen, los mensajes se tergiversan y los ideales sociales se tornan flexibles y condescendientes, a la par de la moda.


Las complejas mediaciones de la información quedan a merced de los mercados de cultura, los sistemas de comunicación sólo son un ejemplo del público pasivo.

El arte también ha tomado campo al integrarse a la era digital como un medio más de comunicación, la reproducción y divulgación del arte sigue los mismos esquemas estilisticos y normativos de la comunicación en masas.

“Y por eso mismo también la obra de arte contemporánea no sólo tiende a perder su dimensión aurática, sino que tiene que sacrificarla como condición de su éxito, en cuanto que difusión medial, comercial o industrial de su valor paradigmático, o sea, su capacidad de convertirse en una norma de la moda artística.”5

La comercialización del arte se incorpora a los intereses políticos que lo patrocinan, perdiendo su dimensión autónoma y crítica con respecto a las instancias de poder. En lugar de que el arte pueda funcionar como un balance o mediador del sistema, se emplea como un referente directo a la sociedad del consumo.

El fenómeno social de la informatica, ha sido tan influyente como en sus tiempos lo fue la aparición de la fotografía. El cambio radical hacia la postura de la imagen, da pie a nuevas reflexiones acerca del individuo y su contexto. Las formas, técnicas y contenidos, también se ponen a prueba ante la saturación de imágenes, información y medios.

El término "medios" es un fenómeno transitorio, quizás sea también posible volver a definir el término "arte" tal como ha evolucionado en el pensamiento occidental desde el Renacimiento.” 6

Contando en la actualidad con el sistema más eficiente de divulgación de la información, se convierte en un reto generar impacto a través del arte. Aún más, en donde los límites entre la autoría y el anonimato convergen entre sí y la esfera de lo privado a lo público se ha perdido en un acto consciente.

En cuanto a la tecnología, tenemos que superar la lucha cultural por la supervivencia, a fin de vernos a nosotros mismos como un componente inherente de un mundo tecnológico. Será entonces cuando el arte pueda asumir el papel de iniciador en el desarrollo de la consciencia cultural, dentro del proceso de crecimiento tecnológico sin repetir sus estratagemas, interes políticos o de consumo lucrativo.

1. Paul Virilio, “La maquina de la visión”, Pág. 1

2. Paul Virilio, “La maquina de la visión”, Pág. 2

3. Paul Virilio, “La maquina de la visión”, Pág. 3

4. Paul Virilio, “La maquina de la visión”, Pág. 5

5. Eduardo Subirats,El final de las vanguardias”, Pág. 3

6. Dieter Daniels,Arte y nuevas tecnologías”, Pág. 4