sábado, 3 de mayo de 2008

himno del asalariado

Oda a las palmeras que cubren la calle
y los árboles que nunca se han cansado de tirar sus hojas,
mas yo si de barrerlas.
Oda a la señora que vive en el piso de arriba
y hecha alpiste desde su balcón
cuando los pájaros están a dieta.
Oda a mi trabajo de nueve horas
que ha desarrollado mi imaginación
por pura supervivencia.
Oda a la rutina y los nuevos días
que durante el año parecen iguales.
Oda al amor que ya no sé de qué es
ni quién soy yo
…¿ y qué pasara con de ella?
Oda a este ocio que me hace escribir
y a ti leer.
Oda también a las flemas
¿por que no?
a los capuchinos,
a los alborotadores y arribistas,
a los menos, que más
tuvieron o supieron hacer.
Oda a los todos y al alguien,
ese siempre tan mencionado.
Oda al que se joda,
al que llego tarde a la boda,
a la misa, a la vida en si.
Oda al ahora,
tan trillado
y a mi turno que está por acabarse.

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