miércoles, 24 de diciembre de 2008

Reflexiones pre-navideñas

Las primeras horas del 2008, me encontraba en Monterrey rodeada de ingenieros-vaqueros aventando cohetes; (con el pavor que les tengo a los regios y los cohetes-cuetes) mi corazón recién destrozado se tardó un año en darse cuenta que era una idiota sin autoestima. La relación mas larga y tortuosa que había vivido, acababa ese día. Y en definitiva, no me encontraba celebrándolo.

Llegué al D.F.

En esos entonces, vivía en una cabaña; llamada así, amablemente, por mis amigos. Era un cuarto de azotea, con techo de lamina adornado con goteras y malos intentos de silicón para acabar con ellas. De seis metros por tres, había ingeniosamente logrado hacerme de una casa, taller y burdel. Compartía el baño con mi mejor amigo de la escuela (cuando estudiaba cine) y un gay cuarentón de lo más solitario. Él muy maricón solía pasarse los domingos tomando el sol en la azotea; vestía bermudas floreadas y un sombrero de paja con un girasol sintético enorme.

Estaba escribiendo una obra de teatro que era un collage de reminiscencias de viejos cuentos, alternadas con mis clases de guión. El día que presentamos la obra para recaudar fondos y poder filmar unos cortos, mi dedo se soltó en el teclado y empezó la canción de la segunda escena en medio del dialogo de la primera. Invertí tres mil pesos para la escenografía y el audio, sólo recaudamos seis cientos y decidí nunca más inmiscuirme en el medio teatrero.

En la fiesta del FICCO, conocí a Natassja y a Irene, después me fui a dormir a mi casa tranquilamente sin pensar que ese día iba a cambiar mi vida. Natassja me propuso que trabajara con ella para escribir el guión de una serie llamada “Miércoles”. Comencé a frecuentar su casa y a chatear con Irene todas las tardes, incluso una vez, tuvimos cyber-sexo.

Tiempo después, nos invitaron a filmar una película en Guanajuato en donde la que se presumía como productora, era amiga de ellas. Nos emborrachamos tanto en el camino que ya no pudimos asistir al rodaje y pernoctamos en casa de la chica, llamada Marianna.

Me acosté con ella y al día siguiente, regresamos a la ciudad. A la semana, ella vino y se hospedo en mi casa hasta que se le hizo particularmente sucia e insufrible.

Estaba enamorada platónicamente de Irene, conciliaba un amor fraternal con Natassja y me acostaba con Marianna.

Marianna se llevó a Irene para que vivieran felices por siempre en Guanajuato, dejándonos solas a Natassja y a mí. Al poco tiempo me mudé con Natassja a un departamento en la colonia Juarez y en menos de un mes me robaron tres veces. El último hurto que sufro mensualmente, es tener que pagar una pensión bastante cara para evitar los parquímetros.

Natassja se cogía de vez en cuando a una chica llamada Natalia, psicóloga de profesión, borracha por hobbie. La niña comenzó a gustarme hasta que derepente tenía unas ganas irremediables de tirarmela. Aunque la moral me golpeaba el libido constantemente, no dejaba de incluirla en mis fantasías sexuales.

Trabajé haciendo comerciales y en el último que participe, se me olvidó incluir en los “propps” un estetoscopio para un promo de Afrinex. Error con el cual me quedé sin paga, más la amenaza de ser madreada por mi jefa. Saliendo del set, con el animo por los suelos y sin los pesos que tanto necesitaba y había trabajado. Fui a tomarme unas fotos en las casetitas esas, afuera del Wall-Mart. Con la cara que cargaba, se convirtió en la imagen oficial para mi credencial de “La Esmeralda”; un día que jamás olvidaré.

Comencé el primer semestre con la emoción de un puberto. A mi mejor amiga le gustaba Natalia y eso sí que no lo podía permitir. Saliendo de una fiesta, fuera de todo prejuicio moral, me fajonie con Natalia afuera de su casa y desde ese día la supuse mi novia. Mi mejor amiga de puta no me bajo, aparte de ser la más terrible roba-novias del mundo. Natassja de vez en cuando mostraba receló, nada grave, ya que ella estaba saliendo con otra chica.

Natalia y yo, desbordamos un frenesí rápidamente. Visitas constantes y cursilerías yendo y viniendo a diario. -Creo que subí más de tres kilos, con sus tantos dulces besos repartidos (según yo, así va la canción)- En serio, creo que subí hasta seis y estoy a dos de ser obesa. Una gorda feliz, sin duda; pero siempre será bochornoso el que me agache y se me suba la blusa. Fuera de agitarme por escalar los dos pisos que me llevan hasta mi departamento, espero que todavía el exceso no se interponga en mi desempeño sexual. Según mi novia hasta por estar gorda, ronco. Cuando dormimos juntas, ella espera a que me una con Morfeo para huir silenciosamente a la sala y encontrar la paz. En lo personal, nunca me he oído roncar pero siento un injusto rechazo por un ruido que involuntariamente produzco.

La conclusión del día de hoy es que el sonido probablemente si podría ser exagerado. Ya que sin darme cuenta, me quedé dormida en medio del balneario y al despertar, la gente a mi alrededor reía sin reserva. Mi mamá me despertó de la pena que le causaba mi orquesta onírica. Yo sólo le reproche molesta, que ruidosa o no, me encontraba reposando muy a gusto.

Pasando a otras cosas, cierro el año amando a mi novia, con buenos amigos en mi vida y con una madre que a pesar de todo me quiere.

Para ser sincera, me encuentro a altas horas de la madrugada escribiendo a causa de la indigestión. Mia culpa, me serví dos raciones de spaghetti, receta familiar navideña. Mi madre antes de embutirme el segundo plato, me advirtió: ¡no comas, no vas a poder dormir! Y yo ligera le dije -¿y que? Sólo lo haces una vez al año, tengo todo el derecho-

Obvio, mi propósito de año nuevo es la dieta. Dado que estamos a 23, gozo de siete días hábiles para atragantarme. Noticias de cómo me fue en mi nueva meta: favor de buscar en el blog de enero.

domingo, 21 de diciembre de 2008

El farol de su puerta

El azar dijo: -Aquí está, enamórate y pierde-

Voltee a verla y dudé, se acerco a mí lentamente. Tocó mi frente, supo que sudaría antes de que comenzara hacerlo. Fuimos a su casa, había un parque enfrente. Antes de bajarse del carro, produjo una mueca. Su mirada fija hizo que temblaran mis brazos. Tenía frío y ella se me iba.

Con cara de decepción, musitó: -Es una lástima que esto acabe antes de empezar…y ni siquiera me has besado-

-cierto- le dije, sin querer hacer notar la pena que me producía.

Subí el volumen de la música, baje del auto. Esperé a que ella diera la vuelta y llegará hasta a mí. ¿Quieres bailar? La tomé de la mano, fue la primera vez que la hice mía.

Besé su cuello para llegar a su boca, una vez ahí, no pude parar. La empujé hacia el carro y coloqué mi pierna entre las suyas para frotar con fuerza su vagina.

Desde ese día, no he podido soltarla. Desde ese día, no ha dejado que lo haga.

El destino dijo: - Aquí está, enamórate y pierde-

Más que perder, subí unos kilos. Le gusta comer en lugares fancy y pedir “combos” en el cine. Los fines de semana nos dedicamos a dormir, coger y comer.

Le gusta embriagarse y después de la fiesta, me da por llorar como esposa abandonada. Ella promete entre lagrimas que no lo volverá hacer y cumple su promesa toda la semana hasta que llega el viernes. Pasa así, todas las semanas.

Como sea, lleva mucho tiempo haciéndome feliz y en algún momento tiene que desahogarse. La entiendo, aunque la mire con reproche cuando zigzaguea por las banquetas en la madrugada.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

miércoles, 12 de noviembre de 2008

domingo, 9 de noviembre de 2008

"se ponchan llantas gratis"

A veces creo que el karma es como “la parca” en versión budista. Ahí me encuentro sobre la lateral de Río San Joaquín, a la una y media de la mañana con la llanta más ponchada que el animo. 

Unas horas antes, mi chica y yo fuimos al cine; un film de terror en donde la psicosis es tanta que saltas hasta con el ruido de las palomas, mientras tu acompañante te destroza el brazo por los nervios.

-Nena, no te preocupes, es solo una película-… quedé dormida, un mal hábito provocado por las butacas. Desperté diez minutos antes de los créditos, una fórmula de lo más eficaz. Ver los primeros diez minutos y los diez últimos, hace posible entender toda la trama del genero de terror, sin sobresaltos. 

Dejo a mi novia en su casa y nos despedimos con el habitual –márcame cuando llegues- Recorro desde el norte del Estado de México, mejor conocido como Satelandia hasta la Juárez, buscó mi celular para hacer la dichosa llamada y avisar que he llegado con bien. No está en mi bolsa derecha del pantalón ni en la izquierda, tampoco se encuentra en la chamarra ni regado por el carro. Mi cara muestra una mueca caprichosa en signo de que mi celular se encuentra desaparecido y mis ojos se comienzan a transformar en mero berrinche. Bajo del carro para acercarme a un teléfono publico para preguntarle a mi celular dónde se encuentra. La llamada entra para después oírse como ocupado, en el segundo intento mi teléfono ya se encuentra apagado e imagino la dichosa cara de la intendente del cine al descubrir mi celular entre los asientos (a esta hora ya a de estar pensando en cuanto lo venderá). Acto seguido me dispongo a marcarle a mi madre para que lo reporte como perdido y evitar que llamen a China a consta de mi salario. Pero no, no podía dejar que me siguieran exprimiendo así todos mis vienes materiales que para mi corta edad ya es larga la lista de los objetos hurtados. Con rabia de protagonista de “Duro de matar” o alguna otra película de acción hollywoodense, monté con valentía mi carro y en el camino fui armando  un diálogo imaginario de mi reclamo al gerente y de cómo bolsearían a todos los empleados hasta encontrar mi celular. Un viento agudo golpea mi concentración de visualizar este México perfecto en donde pierdes las cosas y las recuperas sin batalla. Mi automóvil empezó a cojear y me rendí a poder volver a ver la luz de mi celular, dí vuelta en “u” para regresar rengueando al lugar donde suelo estacionarme.    

Dejé una semana el carro sin mover porque no tenía dinero para reparar la ponchadura, aparte de que cargaba con un halito de lo peor debido a mi suerte o simplemente no poder abarcar las implicaciones que requiere vivir en esta ciudad. Con la confianza que me daba pagarle cien pesos semanales al “viene-viene” en todos esos días no había pasado a visitar mi carro.

Al instante que me cayó un dinerito, me dispuse a componer mi carro y vivir resignadamente a los altibajos de la zona. Al llegar a él, tenía las tres llantas restante desinfladas ingeniosamente con piedritas en los pivotes…¡pinches “viene-viene”-

Le llamé al talachero para poder echar andar mi carro y alejarlo lo más pronto posible de las garras de esos vividores. Mientras el señor hacía su trabajo fui a checar los costos de las pensiones para que mi carro reposara a un alto costo en una segura jaula. Todas estaban saturadas, miles de citadinos habían sufrido ya la urgencia de asegurar sus bienes.

Ahora me pregunto si es necesario vivir en una ciudad que a cada paso tengas que mirar sobre tu hombro, ahora hasta el cielo hay que revisar, no te vaya a caer la venganza de los narcos sobre la cabeza. Accidentalmente o no, vivimos en un estado de violencia y desasosiego. Puedes prender la tele y disiparte en series norteamericanas o programas de moda, saber la historia de los artistas o bonitos relatos de la vida marina. Pero algún día, tarde o temprano la situación del país te empujará a ser consciente de sus peores circunstancias. ¿qué hemos hecho para evitarlo?

 

Ojalá mi celular fuera un mártir de la guerra contra el vandalismo, entre otras cosas.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El ultimo vagón

Las mañanas son el momento mas desapercibido del día, parece que hasta el sol se opone a salir. Miras la cara de la gente que recorre las calles, ellos aún no están ahí; siguen en su casa y la cama, el mueble mas apreciado del mundo. Un par de pies se dirigen a su trabajo, la escuela, etc…ha de ser importante para levantarse a esa hora.

Yo, sin embargo, además de mi plena oposición a la luz del día, he encontrado una manera de volver mi recorrido mas ameno. Uso el metro a diario, es mi pequeño escondite matutino. El ultimo vagón del metro te ofrece salir del closet para entrar en él. Hombres de pantalones ajustados, orgullos pectorales en sus camisas, zapatos afilados y cuidadosamente lustrados, peinados relamidos abundando en este espacio lujurioso.

Entro con la seguridad de ser bien parecido, miro sin discreción a calificar la oferta del día. Hoy estamos de suerte, pienso mientras le sonrío a un muchacho moreno más alto que yo. Los mas feos me ven con envidia, los mas viejos con remembranza y nostalgia; mi actitud altiva los enloquece, ellos lo saben soy una diva.

“Latin lover” se acerca a mí para presumir su dentadura, nada mal para alguien que no carga con unos pantalones que cuesten más de quinientos. Un asiento se desocupa y con toda la elegancia posible, elimino a la competencia para poseer el lugar. Él se recarga en el tubo alzando sus suculentos brazos, la camisa se sube un poco al estirarse y puedo ver su abdomen. Me dan ganas de tallarlo con fuerza, de solo pensarlo se me escapa la risa. Hace muecas para responder mi reacción y empuja discretamente su cadera hacia mi cara. Mi boca comienza a salivar al clavar la vista en la zona de su zipper. Imagine su tamaño y color, lo succionaría de una sola bocanada. Las loquitas nos observan, todos conocemos este juego –hey, ¿no eras tú quien me la mamaba el otro día?-

Me mira lascivo, él también desea el contenido de mi entre pierna. Imagino sus largas pestañas jugueteando en mis oídos, no conozco su voz pero intuyo por su aspecto que ha de ser masculina. Muerdo mis labios, quiero sentir la presión su miembro golpeando una y otra vez con violencia mis adentros. Déjame rasgar tu espalda y mostrarte lo mala que puedo ser. Él estúpido no deja de coquetear conmigo y por otra parte, no se ve nada decidido a tomar la iniciativa. ¿crees que estaré aquí por siempre? Faltan dos estaciones para llegar a Insurgentes, donde la mayoría de la mariconería desembarca ¿te iras con ellos y me dejaras aquí tan sola? Con una mirada de desdeño lo deje intimidado, se fue alejando lentamente hacia la puerta como si lo acabara de regañar su madre. Seguro todavía vives con ella, maricón. Llegamos a Insurgentes…¡All abord! Los niños bajan, las niñas entran, él se retira hasta confundirse con el tumulto de perras que lamentan el estado de su manicure. –Suspiró- esperaré mi camino de regreso para ver que encuentro. Sería bueno que por fin en uno de estos viajes alguien me encame.

Mientras tanto, seguiré tomando el ultimo vagón para disipar las lagañas.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Escrito en veinte y ocho días

Oh, estos días de lluvia

que mi vagina de sangrar no para,

quién me librará de esta penumbra

de cambiar cada dos horas la toalla.

¡Oh, malditos cólicos de mierda!

qué monserga es cargar con vientre,

no hay mujer que no lo pase a regañadientes

y después quede un poco lerda.

Tampax o Kotex ¿qué importa?

no se encuentra solución,

cuando por la cola evacua el alma

da igual donde el ovulo caiga.

Tantos años de cargar con esta pena

para después sufrir por nueve meses,

mareos y contracciones que te llevan

a querer ahogar al niño en los cipreses.

Mujeres somos y el amor al dolor

alenta,

de aguantar bien estoicas los días

en que nos toca la tormenta.

Chicas, el syncol no sirve

y habla la voz de la experiencia,

pero si acaso mi consuelo pierde

haré prosa a mi hemorrágico poema.

La historia del Papa

viernes, 17 de octubre de 2008

lunes, 6 de octubre de 2008

Conversaciones de carro

Tus dudas calumnian mi amor enardecido, cabizbaja volteo a ver esos ojos llorosos que han prometido quedarse a verme. Yo que contemplo hasta la gracia de cuando picas las papas y sigues preguntando si te quiero, cuando me pongo a freir el aceite. Sé que reclamo a las noches tu ausencia y al día, la distancia. Qué mejor podría hacer que quejarme de todo sin ti, si no has dejado un momento libre para no extrañarte. Así que remuevo constantemente el tiempo a tu lado como estas pequeñas fracciones de video encontrado años después.

Haremos un cuento de esto, dado que el oficio no deja nada mejor que retenerte en mis letras como una ficcion, una cursileria anacronica con ganas de finales felices a pesar de experiencias pasadas.

Te propongo que creamos en esto como algo posible y perenne, aunque la vida no vea mas allá que al presente. Total, mi idea es no vivir para presenciar como todo termina.

ERRE

Las vacas rechonchas rodaron risueñas, rumiando rábanos roídos por ratas rubias rejegas. Rechinaban sus ruidos raramente rellenos de riscos roqueros; relevando su raza, reabasteciendo recuerdos de esos rancios remordidos -¡que rico!- replicaban rabinos robustos y reverendos ricachones recachondos. Rolaban los remos remando con ramas, requiriendo refuerzos para ratificar la resaca. Retumban rimando como rinocerontes rasurados del resto del reino. En rincones rurales rezagados del río, revolvieron rápidamente raquíticos rieles de roca rojiza. Redoblaron a las rusas, rumanas y regias, rimbombantes relamidas rebosándose cual ranas rastreras realzadas.

Razones retienen las rutas del Rey para recalcar la rudeza que radica y ronda en la realidad de riachuelos. Rezamos de rodillas con las remeras rotas revestidas con rombos rozados que robamos de retazos a las ricas realezas. Retuvieron a los romanos rascando ridículas risitas rostizadas, sus ronquidos rayaron hasta los rubíes de romero. Rústicamente restregaban ropitas de renacuajos rampantes, rogaron al roble regresar al recinto. Remilgos de rulos relampagueaban radiantes rompiendo los ritmos de rituales rupestres, resistieron con resistol y raudas resinas restantes.

Retiro el reclamo de rentas, rebasada la ribera rodeada de rucas rabiosas es una ruleta de rubéola recalcitrante. Rechazo las ronchas regaladas, rotundamente.

Retó el ranchero del ropero, el reloj rudimentario que de un respiro rodó de revés hasta el rancho; rengueó repetidamente rehusando su ruina. Por un rastrillo y un rodillo lo relegaron a reo, reunió en un recóndito rosario su rostro.

Recibí el recado rencoroso, risible el rebozo que representa tus raíces –restauremos la relación, redímete en el restaurante. Sea reciproco el raudal en refrigeración- ronroneaba el retablo de rosetón. Reticencia redonda la de Ruperta. Regulada la recia y rígida rémora, recorrí la runa remansa. Recobrando el romance por rectas rupturas resuelta a respaldarlo con rosas. Reímos como raptando rameras rockolas rollizas, revocando riveras a rescatarse rumbo a la reforma. Restiramos rajadas a la reluciente renuncia, nos rozamos la region en la recamara rociando reguiletes de riñon resentido.

Rita rindió relincho a la racha que retacha a ratos. Roberto, Ramón, Rubén, Raquel, Rutilio, Rigoberta, Romina, Rafael, Ramiro, Rodrigo, Rogelio, Rebeca ;restriego de renacos ( rebeldes rijosos retoños refundidos en revistas de rifa racista reseteada). Rufianes rascuachos me revocan resecos relajos de redentor rezongón.

Me revelo entre rispias riñas, Ricarda Ramirez Ronzon, de rumba y de rastas me recubro en resbaladizas rabadillas rotuladas por - erre con erre, cigarro. Erre con erre, barril. Erre con erre, ferrocarril y yo digo…¡revolución!-

Reléase…reverberación.

domingo, 31 de agosto de 2008

mudanza

Depto. Hamburgo esq. con Sevilla; dos cuartos, un baño, piso de duela, boiler electrico, estufa, refrigerador y hasta micro-ondas (microwave)…seguimos esperando los regalos de boda.

A una cuadra del metro Sevilla (línea rosa sobre Chapultepec) y otra cuadra hacia Reforma, ya sea que tomes dirección Centro o Auditorio. El departamento se encuentra entre las arterias más importantes del corazón de México. Nota: El transporte público que transita estas vías, en épocas de lloviznas suele inundarse por dentro.

Situado en medio de la población coreana, el ambiente se presta para internalización y el intercambio multi-étnico. Empezando por los pastelillos de frijol y los camarones empanizados; despachados por esta hermosa mujer asiática que no domina el español, como el resto de sus compatriotas. A uno solo le queda la opción de comunicarse a señas y guiñar el ojo ocasionalmente.

Mudarse de la Roma a la Juárez es como ir a la Meca, solo una vez en tu vida y no más.

Uno cuando adquiere productos de decorados, trabajo, utensilios de cocina y en si, todo lo que compone el hogar. Jamás considera que habrá algún día que mudarlo y empacar cuidadosamente cada artículo o en sus últimas y desesperadas instancias, vaciarlos en frágiles bolsas de super. Reacomodar los objetos en nuevos espacios que antes solían poseer un lugar determinado, requiere de creatividad y paciencia. La preparación mental para encontrar entre cajas el recuerdo incomodo de la ex, los juguetes compuestos de nostalgia y todas esas cosas de dudosa procedencia e irrecordable adquisición.

Las mañanas en la toma del metro, reflejan la vida del verdadero citadino; el olor a carnitas, los puestos de jugos, changarros naturistas o de chácharas que a bajo precio ofrecen desde el llavero-cortaúñas hasta la pluma-lamparita. Componen y sintetizan a esta bonita ciudad.

Hamburgo como muchas calles de la urbe, cuenta con parquímetro. Si llegas a cometer la falta de no alimentarlo con pesos o exceder el tiempo pagado, tu carro se vera inmovilizado por las famosas “arañas” y sus verdugos uniformados. Ciento veinte pesos la multa por “mal estacionarte”, trescientos cincuenta varos por la quita del candado, media hora aprox. para que los señores retiren la araña. Liberar tu automóvil si tiene precio, treinta por ciento de las ganancias para el Estado y el resto directito a los bolsillos de una compañía privada.

Bitácora en mi nuevo hogar

Domingo 6:30 p.m. Después del arduo trabajo de traspasar, cajas, muebles, colchones, etc. y recorrer las mismas escaleras mas de quince veces. Me dispongo a medio acomodar los bultos para abrir espacio a la cama, para pernoctar ahí y coger un poco. El cansancio abate la abertura de mis ojos, me rindo ante Morfeo y mi nueva situación geográfica.

Lunes 1:30 a.m Natassja irrumpe la paz de mis sueños, semidesnuda y entre sombras, me invita a cenar. Dudo mi respuesta, seguí durmiendo con un extraño sentimiento sobre los ojos.

Lunes 6:30 a.m. El despertador suena, es la segunda semana de clases y me pregunto si algún día me acostumbraré a desmañanarme…¿ayer mi roomie entro en topless al cuarto?...

Lunes 7:30 a.m. Es tarde otra vez para llegar a clases, creo que ya no me dormiré después de bañarme. El auto se descompuso el sábado, derramando un líquido verde por la parte delantera y aventando enormes volutas de humo. Así que tomó el metro, cargó treinta pliegues enrollados de papel revolución, craft, bond, fabriano, mina gris y total, un cocktail de papiros muy pesados. Una anciana sale debajo de los rollos para pellizcarme y decirme con lo que le quedaba de boca –jovencito, jovencito, me esta pegando-

Martes 6:30 a.m. A esta hora de la mañana, no importa lo que hagas de tu vida, simplemente todo apesta. Mi cara hinchada y con marcas de almohada, lo grita. El día de hoy son doce horas consecutivas de clases, esto debe de ser anticonstitucional en algún apartado del libro.

Martes 8:00 p.m. Terminan mis clases y sobre todo yo. Estoy muerta.

Miércoles 6:00 pm Después de clases me dedico a abrir las cajas para empezar a catalogar su contenido, que estresante, mejor me conecto y checo mi Facebook.

Jueves 4:00 pm Salgo de la escuela, de Tlalpan para Satélite a recoger mi carro del taller. Tomo metro, camión y un paxil; la “que buena” me pone de malas. Al llegar, el mecánico no estaba, fue a dar una vuelta para verificar que el automóvil estuviera en buenas condiciones. Tardo una hora y mi tanque andaba en la reserva, mi madre llega y comienza a filtrar con el dueño del taller. Mi humor ya andaba perdiendo impulso y ver a mi madre sonreír coqueta y cruzar la pierna, me trastoco el genio.

Jueves 11:00 pm Mi día ni contarlo, solo haré un recuento de las dos horas que pase en Home Depot tratando de comprar material para hacer mis muebles. Llego a Ferretería y nadie, Pinturas-nadie, Carpintería-nadie, todavía me pase quince minutos en la caja esperando a que me cobraran un chocolate. Estaciono el carro en Puebla, es la calle después de Chapultepec de lado de la Roma, ahí no hay parquímetro y mañana no tendré que pararme temprano para echarle moneditas.

Viernes 8:15 a.m. A esta hora, ya debería de estar en la escuela pero a veces es tan difícil levantarse, que espero que el profesor me comprenda. Veo de lejos mi carro, la ventana de lado del copiloto esta separada a diez centímetros del marco. Siento un golpe de tristeza invadiendo mi corazón, camino lentamente hacia mi auto. El estereo no esta, me siento y abrazo al volante… ¡Mis discos! ¿Dónde están mis discos? Nunca mas Portishead, Thom Yorke, mis mp3 de boleros, cumbias, Gloria Trevi, trip hop, Astor Piazzola, los soundtracks, rock en español, Porter, etc.

El silencio en el camino hacia la escuela, hace mas que presente la perdida. Desdichada, sin saber que pensar, llego a clases y quedo sumergidas dos horas en mi banca, dormida.

Viernes 6:00 p.m. Es oficial, las clases y esta semana, las doy por acabadas. Quedo con mi chica de vernos en mi depa para que me apapache y se me baje el berrinche de vivir en donde vivo, del tipo de gente que ronda las calles, con el desempleo que hace rondar a la gente y el puto olor a carnitas que ya no soporto. No hay manera, paso toda la noche con la bilis en la mano, agitándola mientras dicto un contrato de la maldita situación del país y la valiosa recopilación musical que había tardado años en coleccionar y ahora se encuentra perdida y menospreciada, seguro.

Sábado 4:00 p.m. Natassja tiene una fiesta en su casa de Tlayacapan. Me pareció conveniente salir un rato de la ciudad. Mi chica sale de trabajar, llega a mi casa y antes de partir, decido mover mi carro que se encontraba en la calle de atrás para dejarlo en Hamburgo. Camino por Sevilla, veo el frente de mi carro mientras me acerco. La alarma comienza a sonar y mi cabeza no lo entiende. Un hombre moreno con vestimenta sport se encuentra tranquilamente vaciando mi cajuela y poniendo mis cosas en un Golf negro, conducido por una mujer de mediana edad. A la par, pasa una patrulla a mi lado, corro hacia ella y le grito al policía que me están robando. Este retrocede y se ubica a lado del Golf. El hombre moreno esta sorprendido, miro mis cosas dentro del carro y le grito, reclamando mi propiedad. El lo niega mientras la mujer acelera y me atropella a baja velocidad, quedando arriba mi cuerpo de su cofre. Al caer, me dirigí al hombre, el policía esta parado a lado de su patrulla sin hacer el menor gesto. Le gritaba y el asaltante pedía mi ayuda –Hazme el paro, por fa- Te vas a la verga, pendejo, ayer me robaron mi estereo. El policía me ve con cara de ingenuidad –Entonces..¿si te están robando?- El ladrón ve la oportunidad perfecta para escapar y se echa a correr en dirección contraria a la calle. El policía monta su patrulla y me ordena que suba. Al perderle el rastro, el policía le pregunta a unos coreanos hacia donde corrió el sujeto. Estos como siempre, no supieron decirnos. El policía jamás voceo a otras patrullas para pedir refuerzos, tampoco tomo las placas del Golf por que en algún momento él pensó que estábamos platicando. A una cuadra del lugar, entendí que no iba a recuperar mis cosas bájeme aquí. El poli no tuvo el valor de voltear a verme ni siquiera de emitir una palabra de consuelo o esperanza. Mi chica me esperaba en el carro para ya irnos, le conté lo acontecido en cinco minutos y arranco el carro para abandonar esta ciudad de una vez por todas.

Ayer, a dos cuadras de mi casa, sobre Reforma. Se celebro la marcha contra la delincuencia, comandada por la gente bonita de las Lomas. Que en años pasados fue criticada por el Peje diciendo algo así como –las marchas reales se conforman de la gente pobre y no de los ricos que jamás conocerán el hambre- Yo creo que la delincuencia nos abarca a todos, igual que la pobreza. Desde la gente que la provoca hasta la que la sufre.

No había más de mil personas en esa marcha, creo que hay mucho más gente que ha sido victima de la delincuencia y que simplemente no asistió. No digo que marchando se vayan los rateros o consigamos una flauta mágica que los saque a todos de la ciudad y los mande a provincia, que seria lo ideal. Es la indeferencia lo que acuso y es la más factible de remediar.


Nota: Una disculpa a mis lectores de la carencia de humor negro acostumbrada, creo que Dios ya agrego bastante a la Historia. Por cierto, la cifra de mil personas tambien es erronea. Lo que pasa es que llegue tarde a la marcha y solo conté esas cuantas. Al dia siguiente leí el periodico y anunciaba ochenta mil aproximadamenta pero a veces la verdad, le resta dramatismo al relato.


sábado, 16 de agosto de 2008

Eneida

Eneida sabía satisfacerse y con el más ligero toque, sus músculos se contraían. Troya ardía, ella explotaba. Jamás vi tan hermosa cara después de un orgasmo, palidecía y sudaba frió. Eros elevándose a su divina naturaleza, el placer. Sus pliegues faciales se desposeían de su constante huir a nuevas tierras, comúnmente cargaba ese halito errante. Inocente de nuevo, feliz y en paz. Juré ante Zeus dedicar mi tiempo restante a mantenerla flotando y pasar de un beso a una caricia, como si fuera una platica fluida; un tributo para los dioses. Sus manos suaves, pequeñas y delgadas, fingían jamás haber cargado un arma, sus labios morteros eran cantos de sirena. Embriagantes como el mas fiel vino, creado por Dionisio.

La pasión emergió en nosotras como un nuevo mundo, e intentamos construir de ella un imperio infranqueable. En donde los despertares mas tiernos cruzaron la luz que se escapaba entre columnas, entre guerras de pueblos lejanos. El súbito abrir de sus ojos, gritaban que estaba viva de nuevo. El oráculo erró, creíamos en ese entonces, podíamos sobrevivir a ser amadas y salir ilesas, victoriosas ante nuestra condición humana.

Yo soy Venus, le dije un día. Eneida rió y al primer descuido, huyó con Júpiter. El oráculo me había advertido -el dolor te matara y esa será tu herencia a los hombres-

Me negué a creer que la felicidad, seria el primer paso de mi muerte. Fui a las aguas mas profundas a buscar a mi ingrata Eneida. Si ella yacía conmigo por haber amado, valdría la pena haber naufragado en la soledad. Neptuno esta vez no podría detenerme, estaba dispuesta a volar si fuera necesario. Robaría las alas de Corus, la fullería de Apolo, me comería a Cronos con tal de obtener justicia. Ella no seria feliz mas que yo lo permitiera.

Al cruzar el Mediterráneo, mi valentía fue disminuyendo a cada paso. Los Dioses estaban en mi contra y apoyaban la felicidad que cobijaba a mi luz Eneida. ¿Quién seria capaz de solapar esta injusticia? Ni Júpiter ni nadie se la merecía, tenia que ser yo la poseedora de su calida compañía. ¡Eneida, Eneida! Gritaba en las noches obscuras, la lluvia opacaba el lamento y disolvía mi llanto. Jamás aceptare que huyó porque no supe contenerla con el alma. Mi odio es la venganza de destituir toda culpa.

lunes, 11 de agosto de 2008

Noche sin Gardel

Sudamos frío, envejecimos, todo pareció desaparecer en veinte años. Su risa cansada me hizo sospechar que fingía, sin embargo, conservaba la cualidad de reír durante horas.

-¿todavía vas a visitar a tu madre los domingos?-

-mi madre esta muerta-

-…y ahora ¿a quien visitas?-

-a mi tía, su hermana menor-

-…ah, bien. ¿Cómo esta?

(Sonrió de lado sin separar los labios, me sentí estupido. Ya no quise preguntar por más gente, no cargaba con el ánimo de recibir malas noticias. Tomó su vaso y lo golpeo dos veces en la mesa. Sujete la botella de whisky y le serví)

-¿Cómo esta tu hígado?-

-Mejor que tú, viejo-

-Solo soy dos años mayor que tú. ¿Qué tal el corazón?-

-¿Vas a estar de preguntón toda la noche?

-Bueno, hace tanto que no nos veíamos que quería ponerme al corriente-

-Han pasado veinte años y no tengo nada que decirte-

(Agache la cabeza, era cierto. Yo tampoco a ella)

-Solo hay una cosa que me tiene intrigada-

-¿Si?... ¿Que es?-

-No entiendo como es posible que después de tanto tiempo, sigas comprando la misma barata botella que cuando nos conocimos.

-No me ha ido bien-

-Lo sé, se nota-

Mire mi ropa y me encogí de hombros. Todavía conservaba ese toque para humillarme.

-¿Y tu?

-No me quejo. Un día me vi al espejo y caí en cuenta de que ya nada podía hacer por mí.

-¿Te rendiste?

(Volvió a golpear la mesa con el vaso)

-Sírveme otro, no quiero pasar toda la noche platicando-

-¿quieres tener sexo?-

(Musite tímidamente)

-No me digas que todavía puedes-

(Contestó burlona)

-No lo sé, hace mucho que no lo intento-

-Ja, ja. Ya recuerdo porque me divertías tanto-

-¿Recuerdas cuando bailábamos?-

(Me puse de pie y le brinde mi mano)

-No me digas que el alcohol, te pone nostálgico-

-Solo en noches como esta-

(Fui rechazado violentamente de un zarpaso)

-¡Viejo estupido! Sigues siendo el mismo enamoradizo estupido, igual que cuando te conocí-

-No tienes porque quedarte-

(Me voltee ofendido)

-Lo sé, nunca tuve y siempre lo hice. ¡Vamos, panzón! Enséñame esos dos pies izquierdos-

(Su semblante cambio a un carnaval, hasta sus arrugas en los ojos parecían felices. Pude distinguir de nuevo ese brillo en los ojos que compartíamos antes. Me dirigí al tocadiscos y seleccioné aquel afamado acetato de Gardel, que incendio la pista durante tantas noches. Mi corazón agitado, me llevo a esos momentos donde mis relucientes mocasines bailaban al compás de sus deseos.

El tocadiscos no funciono, hace años que no lo usaba. Su empolvamiento y la aguja oxidada, daba indicios de que jamás volvería a cantar. El encorbamiento de mi espalda me delato y al fin, ella lo supo. Estalló en su fatua ira acostumbrada)

-Tu cacharro se encuentra en el mismo estado que tú. Siempre la cagas-

-¿Pero que palabras son esas?

-¡Hijo de puta! Todavía de que me arruinas la noche, me alzas el meñique-

-Sosiégate, Miranda. Si quieres te la tarareo-

-…Tarareo, tarareo… ¡tararéate esta!

-¡Dios mió! Parece que acabas de salir del reclusorio-

-¡Pendejo! La unica cárcel que pisé, fui el tiempo que pase contigo-

-Mira, Miranda, no te tienes que ponerte así-

(Aventó el vaso que la había puesto tan descontrolada. Su ebriedad le debilito el tino y sólo alcanzo a rozarme la oreja. Menos mal que el vaso era de plástico, me hubiera molestado mucho si se hubiera roto)

-¡Ijó, pero que dramática!-

-Y hablando de tu hijo… ¿Cómo esta?-

(Tomó el vaso que recientemente había tirado, se sentó apaciguada en la mesa y volvió a golpearla con el vaso. Le serví un poco consternado y confundido, algún día creí poderme acostumbrar a sus cambios de animo. Ese día comprendí que moriría sin entenderla)

-…bien, bien. Se casó-

-¿Tiene hijos?-

-Se casó con un hombre-

-Lo ves…te dije que no era normal que le gustara tanto Gloria Gaynor-

(Reí)

-Ahora trabaja imitándola en un bar de mala muerte-

(Nos carcajeamos juntos por un rato)

-¿Se cambio de sexo?-

(Se acerco a mí como si fuera mi cómplice)

-No sé, no me he atrevido a preguntar-

-Bueno ¿Es feliz?-

-No lo sé, hace años que no lo veo-

-Nunca le pusiste mucha atención a ese niño-

-¿Cuál hubiera sido la diferencia?-

(Callamos pensativos. Que difícil cargar con una torpeza tan arcaica. Saberse pusilánime)

-No creo que sea mi culpa que saliera maricón-

-Nunca de nadie lo es, esas cosas pasan-

-Supongo…pero siempre me pasan a mí-

-No, le ocurrió a tu hijo. Tampoco para él a de ser fácil-

-Tienes razón, ha de ser un reto bailar en tacones-

(Golpeo mi espalda como si fuéramos viejos compañeros de cantina. En cierta forma, lo éramos. Agarro su vaso y estuvo a punto de golpear la mesa con el)

-No lo hagas, solo tienes que pedirlo-

-Ahora criticas mis modos-

-Siempre lo he hecho, vas a rayar la mesa-

-No seas ridículo, esta mesa está mas arruinada que tú y eso ya es decir-

lunes, 4 de agosto de 2008

Promesa num. 2

Mora en su latido un aire ingenuo, podría jurar que esa cara ya la he visto antes.
Un halito de miedo y emoción, se asoma en sus pliegues cuando sonríe.
Entre cierra los ojos para intuir si estoy mintiendo.
La edad ha sabido complacerla y la acerca a mi vida, dispuesta.
No seré la sombra que anide en su sexo, ni la flor marchita atrapada en su cuaderno.
Mis letras conceden sus besos y las noches reflejadas en el agua nocturna.
Dormiré hoy para despertar mañana con la promesa de ser su amante,
por los días que el sol este dispuesto a guarecernos.

martes, 22 de julio de 2008

de tu novio, para ti

Eran las seis de la mañana. Reforma anunciaba con su exiguo tráfico, los inicios del día. Yo manejaba su camioneta, una Ford de los ochentas que en mejores días fue utilizada para una película de acción, filmada por su padre. Lo cual le daba ese toque sentimental que evitaba que la abandonaran, en algún lugar de Neza. Creo que el amor de su padre es lo único que sostiene esa camioneta. El volante me empujaba involuntariamente a los carriles contiguos y frenar, era como domar una mula vieja. Habíamos tomado desde el día anterior y con un esfuerzo extraordinario, ella pronunció –Esto podría ser un cuento- Su seseo me provoco una risa incontrolable y le dije con voz ahogada A esta hora, todo podría ser ficción. Reímos brevemente, tomó mi mano y callamos todo el camino hasta llegar a casa de “Olimpia”, que había ganado el apodo ese día. Olimpia era un bulto en el asiento trasero. Olimpia había muerto meses antes, desde que su novia la cortó y ahora se dedicaba a embriagarse y ser un bulto en el asiento de cualquiera. Sacarla del carro fue más difícil que limpiar los zapatos después de haber pisado caca. Al librarnos de mi querida amiga, “el bulto”, regresamos a la ciudad con los ánimos cabizbajos, efecto secundario del alcohol.

La tristeza de Nat comenzó a impregnarse en las ventanas, el frío de afuera, hacia el vapor mas evidente. Levantó el dedo índice hacia el cielo, directa y dolida, exclamó –Tengo una lista con diez razones para no hablar de ella, pero hablar de ella (la lista), significa hablar de ella (la chica), así que callaré- Quise reír pero fui consciente de que la historia le pesaba hasta en el cabello. Puse mi mano sobre su hombro y le solté un “aliviánate” casual.

Ya era jueves, la segunda vez en menos de una semana que salimos a emborracharnos a Garibaldi. La ocasión anterior, fue un grito de ovación a la soltería, estado reciente para Nat y casi un estigma para mí. Fuimos al bar de una de sus amigas, donde se encontraban tres mujeres en una mesa. Nat agitó su cosmopolitan y con sonrisa picara, me pregunto -¿Qué onda? ¿Vamos a ligarlas?- Levante los hombros poco optimista y seguí sus pasos. Nat pasó de largo la mesa y me quede como estupida enfrente de ellas, mientras notaba que pagaban la cuenta. Me recargue en el asiento de una de ellas como todo un galán, ¿les invito otra ronda? aceptaron gustosas. Nos acomodamos en una mesa mas amplia, al sentarnos mi decepción fue que eran extranjeras y yo, el ingles, ni lo canto. Nat es de California, así que no tuvo problemas para desenvolverse. Una de ellas me preguntó que si hablaba ingles y negué acongojada con la cabeza, por no hacer el ridículo con mi mala pronunciación No, ai don spik inglis. Pase la noche viendo a una de las gringas; bonita, de pelo negro y ojos claros, tatuada por la que posteriormente me entere que era su ex-novia y se sentaba a mi lado.

Nat las invitó a su departamento para concretar nuestras negras intenciones. Compramos un six en el camino, ya que se encontraban suficientemente sobrias como para llegar a algo. Nos acomodamos en la sala y puse música en el Ipod, que se encontraba en una esquina. Ellas reían de una conversación que para mi, era indescifrable, anigüey. La chica se acerca a mí y se pone en cuclillas –Do you like “Peaches”?- Yeah, ai lobed. Du llu tink…ah…sorri, aim a lirul nervios…llu exgerlfrend mad güit mi if ai quis iu?

-What? ¡- Ai guana quis iu. Salio de su gringa cara una expresión de ternura –me too, but I…- Empezó a explicarme la relación que tenia con su ex-novia y a rasgos generales, no le entendí ni madres. Al notarlo, su ternura se tornó en exasperación. Se esforzaba en que la comprendiera y hasta comenzó a hablar mas lento, como si de la velocidad dependiera mi conocimiento, el cual es casi nulo. –uff…you don´t understand me- Me sentí en la primaria, cuando la maestra de ingles me ponía de pie para preguntarme algo en ingles. Le conteste igual como solía hacerlo con la maestra. No, ai guasent mi. Rió como dándose por vencida, se puso de pie y tomé su mano, no la iba dejar irse así. Güi can gou tu de batdrum, las palabras mágicamente salieron de mi boca. Nos sentamos en la sala, conté hasta diez y me dirigí al baño. Mientras orinaba oí unos pasos en el pasillo, suspendí el acto para asegurarme. Era cierto, ahí estaba, continué mi evacuación, limpie mis manos y salí. Can ai quis iu, nau? De un empujón, me regresó al cuarto. Cerró la puerta, nos besábamos desenfrenadamente. Recorrimos las cuatro paredes con movimientos violentos, nos tocamos. Ella gemía, mientras apretaba sus nalgas y le besaba el cuello. Me aventó al lavabo y abrió la puerta – I gotta go, now- Cerré la puerta y me miré al espejo, sintiéndome una de las protagonistas de “whisky in the jar”. Me sentía ridícula al regresar con ellas. El alcohol se acabo y se disponían a retornar a su hotel. Vamos a Garibaldi, grité, no quería dormir sola ese día y al parecer, Nat tampoco. Las convenció en su idioma, yo solo ponía mi cara de idiota sonriente y asentía con la cabeza vamos, esta bien chido.

Llegamos al lugar, los vagabundos y mariachis mas que dedicarse a cantar, pasan el tiempo acechándote. –¿Quieres una canción o me das tu teléfono?- Ni por el atuendo que cargan, se limitan un poco. Las gabachas querían cenar un “posooulito”, lo cual anunciaba el final de la anoche y resignadamente las acompañamos con un litro de cerveza, cada una. Al dejarlas en el hotel, Nat se despidió tres veces de beso con una de ellas. Quedamos de vernos al día siguiente en un bar. Al despertar, caí en cuenta de que les había dado mal la dirección del lugar y además, de que otra vez, despertaba sola.

Nat y yo, según lo planeado, viviremos juntas dentro de una semana. Quizás la asalté de vez en cuando en su cama, por si me espantan las pesadillas o cualquier otro monstruo de la mente. Si nuestras noches de fiesta continuaran siendo así, creo que esto acabara por ser un blog interesante.

martes, 15 de julio de 2008

Pino Suárez

Pasaron tres días que no supe de ti. El miércoles me dijiste que nos encontraríamos en el metro Pino Suárez, abajo del reloj. Mire tantas veces la hora que llegue a pensar que hasta esta, iba a huir de mí. Al parecer, todo te abandona menos el tiempo.

Que tedioso ser manecilla, una y otra vez girando sobre su propio eje. No importan días o años que pasen, siguen el mismo curso. Cada vez que te espero, soy una vulgar manecilla. Recorriendo inoportuna, desconcertada, a tu ritmo, veinte y cuatro veces al día detrás de ti. Me marea el pensar en cuantas ocasiones hemos hablado de las mismas cosas. Me marea pensar, por eso deje que todo pasara. Insistía en sentirte, en comprenderte, en mentirme todo es posible bajo mi cama. Hasta que los golpes salieron de tus manos, tu cuerpo supo azotarme, herir lento, fuerte y todavía llegas tarde. Llevo media hora esperando, no llamas, me haces saber que no te importa; quince minutos mas y me voy. Quince minutos para alargar la lista de tus imperfecciones…!ahí estas¡…ah, no, se parece a ti de lejos.

Observo con detenimiento la llegada del metro, por si te veo a cincuenta por hora con tu amplia sonrisa o quizás, cara de preocupación; -¡dios mió! Ya es bien tarde, pobrecita, me esta esperando.- Nada, solo gente que sabe a donde va y que la esperan. Tú, ni tus luces.

Recuerdo un día que fui a clases recién peleadas, llamaste para pedir perdón y arreglar las cosas –sal, te traigo mariachis- no, no, estas loca, estoy en clases vamos, sal o entro con ellos- bien, ya voy ¿Dónde estas?-en la puerta- Colgué y camine nerviosa por los pasillos de la escuela, era de noche, asomé temerosa la cara a través de la puerta. La calle desierta y la sombra del edificio, me indicaron tu ausencia. ¿Dónde estas? –En la puerta- no es cierto, estoy aquí y no te veo. Tu risa tembló en mi cabeza como si fuera una cueva vacía –ja,ja, era broma, estaba jugando- vete al carajo, pendeja.

Ya pasaron veinte minutos, no tengo crédito para llamarte ¿subiré a buscar una caseta telefónica? Y si mientras, ¿llegas y no estoy? ¿Qué haré? Te seguiré esperando, diez minutos más. Se esta llenando de gente, seguro llegas tarde porque es la hora pico. Ojala, estés bien y no te hayan asaltado en donde te encuentres. Cuando llegues, vamos por un helado y al parque, tengo ganas de caminar. Podríamos besarnos en el parque cual pubertas. Aunque para serte sincera de un tiempo para acá, ya no te deseo. Creo que lo notas, llevamos muchos días que nos acostamos y no me vengo, pero como siempre, a ti no te importa. Mientras estés satisfecha, te basta y después duermes. Eres todo un cabron y yo, la victima patética. Marca, me estoy desesperando.

miércoles, 2 de julio de 2008

La nevera

Irene cierra la puerta y avanza lentamente, sin sospechar, que era el final de su vida. Carga dos bolsas en cada mano, la de la izquierda es la más pesada. El foco de las escaleras sigue fundido y recordó que llevaba semanas con la intención de cambiarlo. Ya no tendré que hacerlo, pensó con ligereza. Son seis pisos por bajar y en el camino las bolsas le estrangularan las manos. Aún así, no hay manera de regresar. Tiene que darse prisa antes de que alguien la vea; colapsaría ante la presencia de algún testigo. No puede arriesgarse, lo sabe. Irene suda y siente una punzada en el estomago, apenas se encuentra en el tercer piso y ya le duelen los hombros. Falta la mitad del trayecto y sus pasos cada vez son más lentos e imprecisos. Llega al portón del edificio, puede ver a través de los cristales que afuera está lloviendo. Deja las bolsas en el piso para poder abrir la puerta. Nota que una de ellas se escurre de un extremo. Regresa la vista sobre sus pasos, ha dejado rastro de su huida y no tiene tiempo para limpiar. Hurga en su bolsa en busca de las llaves, están sujetas a un llavero que ella le regaló meses atrás. La culpa la invade y llora sin poder contenerse. La desesperación que sentía hace un minuto por salir corriendo del edifico, se esfuma. Ahora se siente vulnerable y sola.

Su mente vuela a la Navidad del 2003 que pasó en Milán, había llegado dos semanas antes de intercambio y no conocía a nadie. El cuarto lúgubre de la casa de asistencia carecía de árbol y gente. La Víspera transcurrió con malas películas hollywoodenses, dobladas a un idioma que aún no dominaba. Sin tener dinero para telefonear a su madre o enviarle un presente a su hermana, Irene se hundió en la tristeza, sola. La misma sensación revivía aquella noche, al otro lado del mundo. Aunque esta vez era mucho más intensa.

El ruido de la lluvia atrapa a Irene al presente. Introduce la llave en el cerrojo y después de abrir la puerta, la detiene con un pie mientras recoge las bolsas. Irene respira hondo y corre entre la lluvia, las bolsas resbalan de sus manos y olvidó tomar las llaves. Cruza por el Oxxo situado a dos cuadras, de lo que hace media hora solía ser su casa. Necesita unos cigarros para relajarse. Coloca sus cosas en la entrada de la tienda, la empleada de la caja le dedica una mirada desdeñosa. Se brindan las buenas noches de un modo rutinario. La bolsa sigue goteando, eso apura a Irene a terminar su compra. Al pagar sus cigarros, cae en cuenta de que no sabe a donde ir. La lluvia la desanima a rondar por la colonia, aparte, las bolsas son muy pesadas. Prende un tabaco con manos temblorosas a causa del frío y como si esta acción la iluminara, decidió comprar una hielera para resguardar sus cosas. Puede resultar peligroso pero funcionará. Pensó con optimismo.

Antes pasó por el cajero para retirar el restante de su escasa nomina. ¿Dónde dejaré las cosas mientras compro la hielera? Se preguntó angustiada mientras jalaba las bolsas. Si alguien las abriera, sería el fin. Recuerda al hombre que vive en el árbol de en medio del camellon, él trabaja pidiendo limosna hasta las diez. Todavía le da tiempo de ir, comprar y regresar sin que nadie lo note. Al llegar al árbol, contempló la posibilidad de vivir ahí y soltó una carcajada; a pesar de que las circunstancias no dejaban para risas. Subió bolsa por bolsa con una mano, mientras que con la otra se sujetaba de los peldaños previamente improvisados. Limpió su ropa de los restos de corteza que se habían adherido y emprendió la marcha hacia el supermercado. ¿Por qué la luz de los supermercados siempre es tan blanca? Pensaba recorriendo los pasillos. Detuvo a un empleado, de esos apáticos que nunca tienen ganas de ayudarte. Le preguntó por las hieleras, -Quinto pasillo- respondió él sin voltear. Irene los contó, deduciendo que de izquierda a derecha era la enumeración. En efecto, ahí estaban, Irene siente alivio. Toma la más grande que encuentra, de un azul chillante y llegando a la caja se roba un chocolate. Nada peor puede pasar, se decía a si misma. Obtuvo sus cosas del árbol, la lluvia había cesado. Irene complacida de su plan, prosiguió por las calles de la Condesa con la hielera de llantitas hasta que llegó a casa de su amiga. Tocó el timbre, la humedad produjo toques en su dedo. Rió de nuevo, ¡joder, que día! -¿si?- Grita su amiga desde el interfon. Tía, abre, que tú timbre ha intentado matarte. –Por Dios, pero que tonterías dices. Sube, anda ya- Activó la puerta para que Irene pudiera pasar. Arrastró con esfuerzo la hielera por las escaleras, su amiga la estaba esperando en el pasillo -¿Y eso?- Preguntó burlona. Es que he decidido irme de picnic, contestó Irene sarcástica. Su amiga se acerca ayudarla -¡que va!, a media noche pero bueno contigo- Al entrar a la sala, el candor del hogar removió lo sucedido horas antes, confundida, Irene sintió el doblar de sus rodillas. -¿a que se debe la visita, tía?- Preguntaba su amiga al desprenderle el abrigo empapado ¿Que no puedo visitarte a mitad de la noche con una nevera? -Por supuesto, pero hubieras preguntado antes, que aquí tenemos gaseosas- ¿frías?- ¡que va! Y ahora, contarme- Irene estruja sus manos y deja caer su cuerpo en el futón, como si pesara más de lo que su esbelto cuerpo dejara ver. Abre la nevera y veelo por ti misma. Señalo Irene desanimada. La amiga se dirigió a la hielera como una niña apunto de abrir sus regalos. -¡joder, tía! ¿Pero que has hecho?- Su cara palideció repentinamente. Pues nada, un coñazo -¡coñazo, coñazo es lo que has de traer encima de los hombros!- Tía, sosiégate, que para mi tampoco ha sido nada fácil. Irene se levantó, postró su cuerpo junto con el de su amiga y las dos contemplaron el contenido de la caja, impávidas. ¿Qué cosas, no? Le he dicho a mi novia que la abandonaba hoy, se pone a llorar y que se desarma enfrente de mis ojos - ¿así como así?- La observa su amiga incrédula. Joder, ¿Qué no estas viendo? -¿y luego?- Pues nada, tia, que no iba a dejar a la pobre echa pedazos en el piso. Asi que cojo unas bolsas de basura y metí sus cachitos adentro. Su amiga rie, después se siente avergonzada para otorgarle a Irene una mirada complice -¿y la nevera?- Irene palmea fraternalmente la espalda de su amiga. Pues que la tía pesa una hostia y no sabia que hacer pero seguro que no la iba a traer cargando -¿y ya sabes?- Pues no, pero pensé venir a tu casa, echarme unas birras y esperar a que venga algo de inspiración o que ella se recupere. -tengo un six en el conge- ¡joder! ¿y que esperas? ¿Qué no ves que es asunto de vida o muerte?

miércoles, 25 de junio de 2008

Chicas

Chica A anduvo un año con Chica B,

Chica A intento matar a Chica B, un día al ahorcarla.

Chica A y Chica B, pensaron que la relación no iba bien,

decidieron cortar y seguir cogiendo de vez en cuando.

Chica A tenia una amiga que le gustaba, Chica C,

pero como a las tres citas, Chica C perdió el encanto,

era aburrida y reservada, así que prefirió ser su amiga.

Chica A, Chica B y Chica C, estaban en una fiesta.

Chica C presentó a sus amigas a la Chica A,

Chica A sólo charlo con Chica D y su novia;

la Chica E, que a Chica A le encanto y quería cogersela.

Pasó mucho tiempo y Chica A, B, C, D, y E, dejaron de verse.

Bueno, en realidad, Chica A dejo de ver a Chica B,

cuando se dio cuenta que era una puta y eso la ofendió.

Chica D y E, vivían juntas, entonces,

inevitablemente se seguían viendo.

Chica C se desapareció por tener un affaire

con una Chica de provincia, a la que llamaremos Chica P.

Chica A se puso en contacto con Chica D,

para armar un proyecto, Proyecto M.

Las juntas se celebraban en Casa de Chica D,

por supuesto, estaba su novia la Chica E

y yo no me perdía ninguna junta, digo,

la Chica A siempre iba y llevaba a su amiga, Chica F.

A Chica F le gustaba una buenota conocida como Chica G,

que era sexy y con tendencia a usar mayones para

resaltar sus carnosas piernas, lo cual funcionaba.

Mientras tanto, Chica A seguía pensando en E

y su cuerpo desnudo besado por ella.

Chica D le decía a Chica A con voz grave y rasposa,

-Yo sé que te gusta mi novia-

Chica A agachaba la cabeza nerviosa

y se disculpaba avergonzada:

-Perdón, no puedo evitarlo, está muy guapa-

Ese día, en el otro lado del bar,

Chica F se besaba apasionadamente con Chica H,

evitando que la novia de H, las descubriera.

Chica D y sus amigas, I, J, K, G, usaban un bigote pintado

mientras inhalaban coca en las esquinas.

Chica E no fue ese día, no le gustan los antros decía,

además de ser una quisquillosa.

Chica A chateaba diariamente con Chica E

y de vez en cuando se le ocurría

ventilar sus sentimientos,

obteniendo de respuesta sólo unas risitas cagantes.

Pasaron los días y todo era como

una planta que riegas diario y no florece.

Chica A en el tiempo que trabaja en el Proyecto M,

comenzó a encariñarse con Chica D,

hasta el punto de sentirse culpable

por querer cogerse a su novia

y de vez en cuando, cosas más profundas.

Chica F conoció a Chica L,

que tenía ojos rasgados y no hablaba bien el español,

aunque al parecer era buena tipa.

Chica D invita a la fiesta de Chica I, a Chica A,

y ella lleva a sus amigas, F, L y M.

Pasada la noche y las copas, Chica M

se coge a una amiga de Chica D,

que supuestamente es Buga.

A Chica I le gusta Chica A,

pero Chica A está borracha

y acaba por caerse sobre una mesa,

derramando todas las botellas.

Chica A, F, L, M y Buga

se retiran de la fiesta desconcertadas.

Un mes después, Chica P,

invita a Chicas a grabar un largometraje gay

en las afueras de la ciudad.

Chica P es amiga de Chica N,

que a su vez es amiga de Chica C,

la ex novia de P.

Chica N por aquellos tiempos salía

con Chica B y ella invita a M,

También va Chica O, que es rapera y lleva su novia,

que por un tiempo tuvo un affaire con Chica A.

Jamás pasó nada por que ella andaba con Chica B,

así que se queda con O. Y bueno,

Chica B, M, O y su novia, se subieron a un camión

con destino a Película L, en donde conocieron

a Chica Q, quien es dj y exbaterista de una banda.

También amiga de Chica P.

Producción se queda sin presupuesto

y las regresan todas encabronadas

al sitio donde habían partido,

Por su parte, Chica D, E, A y Lalo

se disponían a partir en la camioneta de Chica D,

hasta que Chica P hablo para saber

si podíamos esperar a su amiga Q

y que se fuera con nosotros.

Ya todos unidos emprendimos el viaje

y nos pescó una tormenta a medio camino,

fue la sesión más ardua de flamenco que había vivido.

Chica D paró el auto en medio diluvio,

Chica E temía ser arrastrada por la tormenta

y sin embargo, callaba para no estresar a D.

Chica Q se derramaba alcohol en sus pantalones impermeables,

Chica A bebía y brindaba; Lalo es todo un autista.

Llegamos a casa de P,

mientras Chica B mandaba mensajes furiosa a Chica A,

por que la habían plantado.

A Chica A le importaba poco, porque estaba con D y E

en medio del Serengueti.

Bebimos toda la tarde, noche y madrugada,

entre calles empedradas y faroles,

Hasta acabar en un table, en donde con maestría

Chica P sentó a una damita en sus piernas

y le invito una copa de su botella.

La cual fue rechazada por ella

que sólo aceptaba las de un costo mayor a noventa.

Chica Q yacía en el auto junto con un amigo de P.

Lalo era ligado por el único ranchero gay del lugar.

Chica P y D sacaban el pecho al no saber

las intenciones de aquel tipo con Lalo

y D firme y territorial, les fue a preguntar

si había algún problema, al cual el tipo le respondió

que no y que le encantaba su amigo.

Chica P tomaba por debajo de la mesa la mano de A,

Chica A se hacia pendeja y se preguntaba por C;

-¿Qué no eran novias?...ay, que puta-

Al salir del table, más borrachos que nunca

Chica A y E, postraron sus bultozos cuerpos

en la parte posterior de la camioneta

y jugaron manitas calientes con inocencia.

Al llegar a Casa de Chica P,

nos subimos a la azotea a contemplar las estrellas

después de un buen gallo.

Chica D restregaba sus senos operados

sobre un tubo de obre negra

y Chica E y P, se abrazaban tiernamente sobre un camastro.

El exceso nos llevo al sueño

y uno por uno fueron cayendo

sobre sus camas o catres,

dependiendo de la categoría de invitado.

Yo acabe en el estudio y unos minutos más tarde

llegó Chica P a cambiarse el pijama enfrente de mí.

Se recostó sobre un sleeping y tomo la mano de A,

platicaron y la conversación se torno en risas

y después en besos, hasta que el amanecer

ilumino lentamente sus caras.

Chica P insistía en que A se quitara los pantalones,

Chica A no podía sacarse de la mente a Chica R,

que recientemente le había confesado que tenía papiloma

y la había dejado muy asustada.

Así que le brindo sus razones a P y se negó

por no saber si P sufría de alguna enfermedad contagiosa.

A eso de las doce, Chica A abrió los ojos y se encontró sola,

salió a la azotea apenada y encontró al resto

despertando con un porro y sonidos de gallos en la lejanía.

Llegó la tarde y fuimos a visitar el pueblo.

Chica A y P se besaban en un portal

mientras el agua mojaba sus cabellos.

Regresamos a la ciudad con aires nuevos

y nuestra ropa secándose en el cuerpo.

Chica A platicaba incesante con E,

aunque ella se notaba distraída y exhausta.

Pasó una semana y P decidió visitarnos

por cuestiones de trabajo con Chica Q,

Arribó en mi casa y después de dos días dijo:

-Chica A (ojitos) me gustas mucho

pero tú casa esta muy sucia y huele feo.

No puedo vivir así-

Chica A, contesta: -OK, no pienso limpiarla,

¿A dónde te llevo?-

Pernocto algunas noches en Casa de Q y N,

en las noches fiestaba con A

y tenían sexo en su cabaña mientras P

aguantaba la respiración.

Un día a A y P, se encontraban en la azotea

de una hermosa casa en el centro,

se alejaron de la gente y P le pregunto a Chica A

cuál era el planteamiento de la relación.

Acordaron en un amor libre y sin problemas.

Tras eso, P confiesa que se había estado besando con E

aquí y allá, osease Serengueti y Ciudad.

Provocando que E y D cortaran,

sumando aparte los rollos de D y G

que habían sucedido unas semanas antes

dejando la relación frágil e inestable.

El día que se va P,

Chica E visita por la tarde la cabaña de A.

Tocan la guitarra y toman vino,

A quiere besarla y aventarla en su cama.

Piensa en el dolor de D si se enterara,

así que decide seguir cantando

y dejarla ir.

Chica A recibe una sorpresiva llamada de Chica S,

mujer madura de Guadalajara por la cual mantiene

un crush desde hace dos años.

Se ven esa noche, A esta agobiada

por los acontecimientos recientes

y la noticia de que B tiene una enfermedad contagiosa

a causa de N, que después de avisarle, la abandona,

dejándola inconsolable y con comezón en la cola.

Al día siguiente se encuentran A y S,

en medio de la amena noche.

A recibe una llamada de D, diciéndole que E

retorno al Serengueti,

suponiendo que se va a revolcar con P.

A carga con varios mensajes de amor y extrañamiento

de P, que en ningún momento mencionan la visita.

A, S y D se van a embriagar a la fiesta de Q,

D desaparece y A, S y Q

acaban aftereando en casa de “la gatita”,

que estaba tan coca que decía que las plantas eran sus hijas,

sin notar que estas ya estaban todas muertas.

A y S van a cenar-desayuno a una taqueria

en donde no alcanzaron a pagar la cuenta

y salieron casi de rodillas pidiendo perdón.

Al día siguiente Mama de A, marca a A

para ir a desayunar, otra vez.

A se viste y espera que vayan por ella

sin entender la semana transcurrida.

Con todo el peso de la información

pasea entre unas esculturas de Dalí,

y si no fuera suficiente, carga con la incongruencia

de que el museo se encuentre dentro de un mall.

A decide marcarle a P

-no me mientes pero me engañas,

No hay pedo, no eres mi novia, pero porqué no me dices,

Me siento un poco un poco estupida. Ya, no me hagas caso-

…PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP…

Contesta molesta y no se que dijo, pero fue absurdo.

Chica S se fue a Guadalajara,

amanecí en su hotel desnuda y con un ajo encima,

Chica S se llevó por completo mi desasosiego.

Caminé tranquila hasta mi casa.

Sigo sin entender pero ya dejó de preocuparme.

Sé que quiero a todas las chicas de la A a la Z.