domingo, 31 de agosto de 2008

mudanza

Depto. Hamburgo esq. con Sevilla; dos cuartos, un baño, piso de duela, boiler electrico, estufa, refrigerador y hasta micro-ondas (microwave)…seguimos esperando los regalos de boda.

A una cuadra del metro Sevilla (línea rosa sobre Chapultepec) y otra cuadra hacia Reforma, ya sea que tomes dirección Centro o Auditorio. El departamento se encuentra entre las arterias más importantes del corazón de México. Nota: El transporte público que transita estas vías, en épocas de lloviznas suele inundarse por dentro.

Situado en medio de la población coreana, el ambiente se presta para internalización y el intercambio multi-étnico. Empezando por los pastelillos de frijol y los camarones empanizados; despachados por esta hermosa mujer asiática que no domina el español, como el resto de sus compatriotas. A uno solo le queda la opción de comunicarse a señas y guiñar el ojo ocasionalmente.

Mudarse de la Roma a la Juárez es como ir a la Meca, solo una vez en tu vida y no más.

Uno cuando adquiere productos de decorados, trabajo, utensilios de cocina y en si, todo lo que compone el hogar. Jamás considera que habrá algún día que mudarlo y empacar cuidadosamente cada artículo o en sus últimas y desesperadas instancias, vaciarlos en frágiles bolsas de super. Reacomodar los objetos en nuevos espacios que antes solían poseer un lugar determinado, requiere de creatividad y paciencia. La preparación mental para encontrar entre cajas el recuerdo incomodo de la ex, los juguetes compuestos de nostalgia y todas esas cosas de dudosa procedencia e irrecordable adquisición.

Las mañanas en la toma del metro, reflejan la vida del verdadero citadino; el olor a carnitas, los puestos de jugos, changarros naturistas o de chácharas que a bajo precio ofrecen desde el llavero-cortaúñas hasta la pluma-lamparita. Componen y sintetizan a esta bonita ciudad.

Hamburgo como muchas calles de la urbe, cuenta con parquímetro. Si llegas a cometer la falta de no alimentarlo con pesos o exceder el tiempo pagado, tu carro se vera inmovilizado por las famosas “arañas” y sus verdugos uniformados. Ciento veinte pesos la multa por “mal estacionarte”, trescientos cincuenta varos por la quita del candado, media hora aprox. para que los señores retiren la araña. Liberar tu automóvil si tiene precio, treinta por ciento de las ganancias para el Estado y el resto directito a los bolsillos de una compañía privada.

Bitácora en mi nuevo hogar

Domingo 6:30 p.m. Después del arduo trabajo de traspasar, cajas, muebles, colchones, etc. y recorrer las mismas escaleras mas de quince veces. Me dispongo a medio acomodar los bultos para abrir espacio a la cama, para pernoctar ahí y coger un poco. El cansancio abate la abertura de mis ojos, me rindo ante Morfeo y mi nueva situación geográfica.

Lunes 1:30 a.m Natassja irrumpe la paz de mis sueños, semidesnuda y entre sombras, me invita a cenar. Dudo mi respuesta, seguí durmiendo con un extraño sentimiento sobre los ojos.

Lunes 6:30 a.m. El despertador suena, es la segunda semana de clases y me pregunto si algún día me acostumbraré a desmañanarme…¿ayer mi roomie entro en topless al cuarto?...

Lunes 7:30 a.m. Es tarde otra vez para llegar a clases, creo que ya no me dormiré después de bañarme. El auto se descompuso el sábado, derramando un líquido verde por la parte delantera y aventando enormes volutas de humo. Así que tomó el metro, cargó treinta pliegues enrollados de papel revolución, craft, bond, fabriano, mina gris y total, un cocktail de papiros muy pesados. Una anciana sale debajo de los rollos para pellizcarme y decirme con lo que le quedaba de boca –jovencito, jovencito, me esta pegando-

Martes 6:30 a.m. A esta hora de la mañana, no importa lo que hagas de tu vida, simplemente todo apesta. Mi cara hinchada y con marcas de almohada, lo grita. El día de hoy son doce horas consecutivas de clases, esto debe de ser anticonstitucional en algún apartado del libro.

Martes 8:00 p.m. Terminan mis clases y sobre todo yo. Estoy muerta.

Miércoles 6:00 pm Después de clases me dedico a abrir las cajas para empezar a catalogar su contenido, que estresante, mejor me conecto y checo mi Facebook.

Jueves 4:00 pm Salgo de la escuela, de Tlalpan para Satélite a recoger mi carro del taller. Tomo metro, camión y un paxil; la “que buena” me pone de malas. Al llegar, el mecánico no estaba, fue a dar una vuelta para verificar que el automóvil estuviera en buenas condiciones. Tardo una hora y mi tanque andaba en la reserva, mi madre llega y comienza a filtrar con el dueño del taller. Mi humor ya andaba perdiendo impulso y ver a mi madre sonreír coqueta y cruzar la pierna, me trastoco el genio.

Jueves 11:00 pm Mi día ni contarlo, solo haré un recuento de las dos horas que pase en Home Depot tratando de comprar material para hacer mis muebles. Llego a Ferretería y nadie, Pinturas-nadie, Carpintería-nadie, todavía me pase quince minutos en la caja esperando a que me cobraran un chocolate. Estaciono el carro en Puebla, es la calle después de Chapultepec de lado de la Roma, ahí no hay parquímetro y mañana no tendré que pararme temprano para echarle moneditas.

Viernes 8:15 a.m. A esta hora, ya debería de estar en la escuela pero a veces es tan difícil levantarse, que espero que el profesor me comprenda. Veo de lejos mi carro, la ventana de lado del copiloto esta separada a diez centímetros del marco. Siento un golpe de tristeza invadiendo mi corazón, camino lentamente hacia mi auto. El estereo no esta, me siento y abrazo al volante… ¡Mis discos! ¿Dónde están mis discos? Nunca mas Portishead, Thom Yorke, mis mp3 de boleros, cumbias, Gloria Trevi, trip hop, Astor Piazzola, los soundtracks, rock en español, Porter, etc.

El silencio en el camino hacia la escuela, hace mas que presente la perdida. Desdichada, sin saber que pensar, llego a clases y quedo sumergidas dos horas en mi banca, dormida.

Viernes 6:00 p.m. Es oficial, las clases y esta semana, las doy por acabadas. Quedo con mi chica de vernos en mi depa para que me apapache y se me baje el berrinche de vivir en donde vivo, del tipo de gente que ronda las calles, con el desempleo que hace rondar a la gente y el puto olor a carnitas que ya no soporto. No hay manera, paso toda la noche con la bilis en la mano, agitándola mientras dicto un contrato de la maldita situación del país y la valiosa recopilación musical que había tardado años en coleccionar y ahora se encuentra perdida y menospreciada, seguro.

Sábado 4:00 p.m. Natassja tiene una fiesta en su casa de Tlayacapan. Me pareció conveniente salir un rato de la ciudad. Mi chica sale de trabajar, llega a mi casa y antes de partir, decido mover mi carro que se encontraba en la calle de atrás para dejarlo en Hamburgo. Camino por Sevilla, veo el frente de mi carro mientras me acerco. La alarma comienza a sonar y mi cabeza no lo entiende. Un hombre moreno con vestimenta sport se encuentra tranquilamente vaciando mi cajuela y poniendo mis cosas en un Golf negro, conducido por una mujer de mediana edad. A la par, pasa una patrulla a mi lado, corro hacia ella y le grito al policía que me están robando. Este retrocede y se ubica a lado del Golf. El hombre moreno esta sorprendido, miro mis cosas dentro del carro y le grito, reclamando mi propiedad. El lo niega mientras la mujer acelera y me atropella a baja velocidad, quedando arriba mi cuerpo de su cofre. Al caer, me dirigí al hombre, el policía esta parado a lado de su patrulla sin hacer el menor gesto. Le gritaba y el asaltante pedía mi ayuda –Hazme el paro, por fa- Te vas a la verga, pendejo, ayer me robaron mi estereo. El policía me ve con cara de ingenuidad –Entonces..¿si te están robando?- El ladrón ve la oportunidad perfecta para escapar y se echa a correr en dirección contraria a la calle. El policía monta su patrulla y me ordena que suba. Al perderle el rastro, el policía le pregunta a unos coreanos hacia donde corrió el sujeto. Estos como siempre, no supieron decirnos. El policía jamás voceo a otras patrullas para pedir refuerzos, tampoco tomo las placas del Golf por que en algún momento él pensó que estábamos platicando. A una cuadra del lugar, entendí que no iba a recuperar mis cosas bájeme aquí. El poli no tuvo el valor de voltear a verme ni siquiera de emitir una palabra de consuelo o esperanza. Mi chica me esperaba en el carro para ya irnos, le conté lo acontecido en cinco minutos y arranco el carro para abandonar esta ciudad de una vez por todas.

Ayer, a dos cuadras de mi casa, sobre Reforma. Se celebro la marcha contra la delincuencia, comandada por la gente bonita de las Lomas. Que en años pasados fue criticada por el Peje diciendo algo así como –las marchas reales se conforman de la gente pobre y no de los ricos que jamás conocerán el hambre- Yo creo que la delincuencia nos abarca a todos, igual que la pobreza. Desde la gente que la provoca hasta la que la sufre.

No había más de mil personas en esa marcha, creo que hay mucho más gente que ha sido victima de la delincuencia y que simplemente no asistió. No digo que marchando se vayan los rateros o consigamos una flauta mágica que los saque a todos de la ciudad y los mande a provincia, que seria lo ideal. Es la indeferencia lo que acuso y es la más factible de remediar.


Nota: Una disculpa a mis lectores de la carencia de humor negro acostumbrada, creo que Dios ya agrego bastante a la Historia. Por cierto, la cifra de mil personas tambien es erronea. Lo que pasa es que llegue tarde a la marcha y solo conté esas cuantas. Al dia siguiente leí el periodico y anunciaba ochenta mil aproximadamenta pero a veces la verdad, le resta dramatismo al relato.


2 comentarios:

Carina Alfonso dijo...

de verdad te pasaron todas esas cosas tan hartantes?
te mando un abrazo reconfortante con palmada en la espalda incluída.
besos

ix dijo...

Me gusta mucho cómo escribes.

Te cambio una clase de puntuación (uso de puntos y comas) por un porro.

Para la clase de agudas, graves y esdrújulas te cambio otro porro.

Luego los comentarios nihilistas pachecos sobre moléculas prehistóricas son gratis.

Pero me encanta cómo escribes.