martes, 15 de julio de 2008

Pino Suárez

Pasaron tres días que no supe de ti. El miércoles me dijiste que nos encontraríamos en el metro Pino Suárez, abajo del reloj. Mire tantas veces la hora que llegue a pensar que hasta esta, iba a huir de mí. Al parecer, todo te abandona menos el tiempo.

Que tedioso ser manecilla, una y otra vez girando sobre su propio eje. No importan días o años que pasen, siguen el mismo curso. Cada vez que te espero, soy una vulgar manecilla. Recorriendo inoportuna, desconcertada, a tu ritmo, veinte y cuatro veces al día detrás de ti. Me marea el pensar en cuantas ocasiones hemos hablado de las mismas cosas. Me marea pensar, por eso deje que todo pasara. Insistía en sentirte, en comprenderte, en mentirme todo es posible bajo mi cama. Hasta que los golpes salieron de tus manos, tu cuerpo supo azotarme, herir lento, fuerte y todavía llegas tarde. Llevo media hora esperando, no llamas, me haces saber que no te importa; quince minutos mas y me voy. Quince minutos para alargar la lista de tus imperfecciones…!ahí estas¡…ah, no, se parece a ti de lejos.

Observo con detenimiento la llegada del metro, por si te veo a cincuenta por hora con tu amplia sonrisa o quizás, cara de preocupación; -¡dios mió! Ya es bien tarde, pobrecita, me esta esperando.- Nada, solo gente que sabe a donde va y que la esperan. Tú, ni tus luces.

Recuerdo un día que fui a clases recién peleadas, llamaste para pedir perdón y arreglar las cosas –sal, te traigo mariachis- no, no, estas loca, estoy en clases vamos, sal o entro con ellos- bien, ya voy ¿Dónde estas?-en la puerta- Colgué y camine nerviosa por los pasillos de la escuela, era de noche, asomé temerosa la cara a través de la puerta. La calle desierta y la sombra del edificio, me indicaron tu ausencia. ¿Dónde estas? –En la puerta- no es cierto, estoy aquí y no te veo. Tu risa tembló en mi cabeza como si fuera una cueva vacía –ja,ja, era broma, estaba jugando- vete al carajo, pendeja.

Ya pasaron veinte minutos, no tengo crédito para llamarte ¿subiré a buscar una caseta telefónica? Y si mientras, ¿llegas y no estoy? ¿Qué haré? Te seguiré esperando, diez minutos más. Se esta llenando de gente, seguro llegas tarde porque es la hora pico. Ojala, estés bien y no te hayan asaltado en donde te encuentres. Cuando llegues, vamos por un helado y al parque, tengo ganas de caminar. Podríamos besarnos en el parque cual pubertas. Aunque para serte sincera de un tiempo para acá, ya no te deseo. Creo que lo notas, llevamos muchos días que nos acostamos y no me vengo, pero como siempre, a ti no te importa. Mientras estés satisfecha, te basta y después duermes. Eres todo un cabron y yo, la victima patética. Marca, me estoy desesperando.

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