Decir jamás no es una promesa,
es estallido de furia.
Deseos de dejar desear.
Decir jamás es de absurdos
y olvidadizos, de gente
encerrada sin paredes ni puertas.
Decir jamás
es pensar en tu nombre
y tus ojos cerrados de muerto.
Prefiero nunca,
creer saber de horizontes
como si la palabra bastara
en tu ausencia.
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